Punto de partida de paseos infinitos
Salir de casa y encontrar un destino cercano para un agradable paseo por la naturaleza. Nos podemos dirigir hacia la falda de Jaizkibel, su campo de golf, hacia los ordenados viñedos que trepan por la ladera, dejarnos llevar por las marismas y sus caminos que serpentean entre caseríos y regatas y disfrutar del sol y sombra que nos regalan sus arboledas.
Fiel vigía del amanecer
Esos amaneceres repletos de promesas, promesas de nuevas vivencias en el día que comienza. Es la orientación Este, la que deja que los primeros rayos de sol se cuelen en tu vivienda y la llenen de luz, de vida, de día… La ciudad a nuestros pies y allá en el horizonte las cumbres de los montes que rodean nuestra comarca, esos relieves que tan bien conocemos los que hemos crecido arropados por ellos, que sin dudar podemos señalar Larun, las Peñas de Haya… Naturaleza y ciudad en la misma vista, tan distintas y tan cercanas.
Testigo eterno de atardeceres perezosos
Al caer del día, la luz más bonita, esa que tiñe de miel tu hogar. Con Jaizkibel de fondo, el relax más esperado, el reposo más merecido ya sea en la terraza o en el jardín, en la intimidad de tu salón… ese momento especial dedicado a la lectura, a compartir con los tuyos y todo ello adornado con el dorado resplandor de los últimos rayos de sol. Un regalo para la vista, para el espíritu, para ti…
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